Nico calculó mal el salto y cayó sobre un arbusto lleno de espinas quebrando algunas ramas con el impacto. Con graciosos & caricaturescos movimientos intentó reincorporarse, pero volvió a caer de espaldas al suelo. Como todos los viernes nos escapábamos saltando por el paredón trasero de la escuela. Mientras nuestros compañeros se quedaban en clases de deporte soñando con ser futbolistas famosos, hacer un gol por la selección, ir al mundial, ser el rostro de un yogurt con cereales y esa clase de estupideces de chicos futboleros.
Me reí a carcajadas de la caída de mi amigo, durante las 4 cuadras que caminamos, hasta llegar a la tienda de discos.
_¡Pero si son Nico & Nico!_ Dijo Cony cuando entramos. Al tiempo que explotaba un globo de chicle en su boca.
_Lo importante es contar con la confianza del técnico y ganar los domingos para sumar de a 3_ Respondió Nico imitando a un futbolista. Yo hice el ademán de un saludo militar y me fui directo a ver las novedades. El olor, los colores, las extrañas portadas & diseños de los discos cautivaban toda mi atención. Trataba de imaginar como sonarían aquellos que no conocía y escuchaba en mi mente track por track los que sí, alucinando con tenerlos todos en mi estantería. A ratos salía del trance y volvía a la tienda; ahí estaba Nico hablando con Cony. Intentos fallidos de seducirla, de gustarle, pero era inútil. Para ella éramos apenas unos quinceañeros excéntricos & algo desquiciados. Ella con 5 años más prefería, desde luego, otra clase de hombre. Sin embargo siempre se animaba al juego de las palabras y la suposición, de lo que haríamos si "eso" sucediera… Y la palabra lengua humedecía la palabra concha, pero sólo en la dimensión del idioma, la voz y la imaginación.
Volví a los discos, ésta vez a la pila de los Cds, que al ser más baratos estaban por lo general al alcance de mi escaso presupuesto. Era el dinero del almuerzo, que jamás usé para comer y que al final de cada semana, se convertía en música para mi colección. Una de las carátulas llamó mi atención, algo en sus colores; azules, violetas, fucsias, rojos un poco de amarillo en una composición abstracta e incluso un poco anticuada, pero aún así hermosa. Me resultaba familiar, pero sin saber de donde. Hasta que entonces me di cuenta: ¡Era la misma combinación de colores que tenía Cony en su vestido, sus pulseras, el rubio platinado de su pelo! _Nico se cayó arriba de un arbusto, cuando estábamos rateándonos del colegio_ Dijo mi amigo.
Cony me miró sorprendida con una enrome sonrisa, apunto de soltar la carcajada.
_¡Ese fuiste vos!, el muy idiota saltó justo arriba, quedó con todo el pantalón roto, mira_ me volvió el ataque de risa por un momento contagiando a Cony. _Bueno un error de cálculo lo tiene cualquiera_ admitió Nico. Nos reímos los 3.
-¿Qué onda ésta banda; Cocteau Twins?_ le pregunté a Cony mostrándole el disco.
_Heaven or las vegas_. Mi disco favorito. Respondió ella
-Tienen los mismos colores, el disco & vos_
Cony se acercó, mirándome fijamente, me quedé inmóvil, pero dentro de mí algo me decía <No bajes la mirada, acepta el desafío> tragué mi propia saliva, la miré y sonreí. Ella tomó el cd de mis manos con un gesto delicado y femenino. _¿Heaven or las Vegas?_ nos preguntó dándonos la espalda. _Las vegas_ respondimos al unísono con Nico. Cony insertó el Cd , recuerdo su dedo, particularmente su uña de color negro, con el esmalte ya descascarado de hace unos días, presionando el botón (->) hasta llegar al track 5. Se subió a la mesa del mostrador & en el más bello trance se puso a bailar al son de la música. Me encontré a mi mismo en una especie de shock, no podía creer que lo que estaba pasando era real, pero lo era. Sin embargo parecía tanto un sueño. Nico la miraba boquiabierto sentado en el piso. Me di cuenta que desde esa posición era el mejor ángulo para ver todo y me tiré a su lado. Su vestido de primavera hondeando al ritmo de sus movimientos la hacía lucir como una flor que levitaba sobre todos los discos de la tienda, sobre nosotros dos, sobre toda la música del mundo, girando vertiginosa alrededor del sol.
Sus piernas blancas como la vía láctea hacían añicos mi universo, un nuevo y cosquilleante big-bang estalló en mi ombligo haciéndome volver a nacer, una y otra vez a cada segundo, cada gesto, cada nota. Me sentí real como nunca antes en la vida, presente, babeando de presente. La fuerza de gravedad desaparecía y yo flotaba lentamente hacia ella, pero era sólo mi alma y me vi ahí, sentado en el suelo boquiabierto al lado de mi amigo, mientras en espíritu bailaba junto a Cony. Apenas la canción terminó, escuchamos estacionar el auto del dueño de la tienda. Cony se bajó de la mesa y los 3 recuperamos nuestra posiciones iniciales de clientes y vendedora en un día cualquiera. Ricardo, el dueño, nos saludó y se quedó con ella charlando cosas de la administración.
Nico me hizo el gesto de irnos. Antes compré el disco. _Disfrútalo_ dijo Cony y sonrió. _¿Cuál se lleva?_ preguntó Ricardo _Cocteau Twins_ le respondí algo nervioso. Ricardo me devolvió una sonrisa y una mirada cómplice como sabiendo lo que ese disco significaba. -¡Muy bien!- Me dijo, dándome unas palmaditas en el hombro. Ya en la calle caminamos presurosos, poco a poco aumentando la velocidad, sin decir palabra alguna, más y más rápido hasta estallar en una risotada de felicidad. Y corrimos cuadras & cuadras dando eufóricos gritos.