No estaba segura de cuánto tiempo había transcurrido, de si era la noche de aquel día o la del siguiente. Incluso era posible que no fuera de noche. Luego decidí que no importaba. Si no era de noche ahora, se haría de noche más tarde. Y si era de noche ahí, probablemente el sol brillara en otro lugar. En cualquier momento siempre era de noche y de día. La única razón de que no lo supiéramos era que no podíamos estar en dos lugares a la vez...
De a poco amanece y los postes de luz se apagan gradualmente. La ciudad marcha incesantemente y nosotrxs depositamos nuestra confianza en que todos los días reanudará su funcionamiento, o mejor dicho, obviamos que todo estará igual de bien, o simplemente igual.
¿Qué pasaría si todo se detuviese, se apagara? Si un día despertamos y el mundo no está girando. Si el tiempo se congelara y todo se redujera a un punto minúsculo y a la vez infinito. Si todas las historias de ayer y de ahora se enredaran en un mismo nudo y propagaran un mismo y último eco. Que ese instante mutara en un perfecto horizonte.
O si todo formara parte del mismo sueño, del cual aún no despertamos o no queremos despertar. Como si hubiésemos pausado la realidad, que en verdad transcurre paralelamente. El problema aparece cuando nos acordamos tarde de darle play y ya todo lo que era ya no es o está marchito.
Cuántas cosas pendientes.
A veces quisiera dar la vuelta al día, en 80 mundos.
Valentina Saievich, ∞ MAGAS ∞ * Staff de modelos REI - Ph: Nicolás Lucociero - MUA: Florencia Zulueta - Producción: REI