La lucha diaria que llevamos las mujeres desde cada ámbito de la vida, el día 8 de marzo del 2018 tomó una vez más forma de marcha masiva & mundial.
Esa lucha, ese pedido, esa intención de borrar la brecha social por la cual las mujeres son sometidas a opresiones y exigencias como si fueran “innatas”, es fundamentalmente una lucha por la desnaturalización del patriarcado que chipea los cerebros para obedecer a un orden fundamentalmente capitalista y desigual.
La sinergia femenina en esta lucha es valiosísima porque nos permite VISIBILIZAR las problemáticas, entablar debates, cuestionar privilegios (necesariamente), impulsar leyes y fomentar la SORORIDAD.
Este acontecimiento da las posibilidad de seguir creando discurso, el que nos sirve como herramienta de combate para formar una nueva realidad social equitativa.
El 8 de marzo el mundo tembló, la marcha internacional de mujeres se dió en el marco del día conmemorativo de la lucha de las trabajadoras, pero ante todo mujeres empoderadas.
Este día las consignas feministas reunieron a 350 mil mujeres en la marcha al congreso de Buenos Aires, sin contar el resto de las provincias que también se movilizaron.
El grito de las mujeres se hace oír por todos lados, así nos abrimos paso en la conquista sumando cada año más compañeras.
350 mil mujeres me hicieron sentir la fuerza y el poder de la convicción en el cuerpo, fue inevitable que se me pusiera la piel de gallina con solo oírlas, verlas, sentirlas.
Elegimos ser lo que queremos. Nos re apropiamos de nuestros cuerpos cada vez que intentan arrebatárnoslo, desde la manera más sutil hasta la más violenta.
Con Revista Iliáster formamos parte de la lucha que efectuamos en el día a día , esa que en el 8M salimos a mostrar a la calle, a reclamar y legitimar.
Al oír los cantos se me llenan los ojos de lágrimas, por las hermanas fallecidas en manos de la figura machista que se instala en las instituciones; la familia, la burocracia, la iglesia, el trabajo y el estado en general. Figura cual fantasma acecha con poseer a las personas a través del orden impuesto.
“Somos las nietas de las brujas que no pudieron quemar”. Somos la revolución, porque después de todo, la revolución será feminista o no será.
Venimos a dar revancha a todas las que no pudieron decidir abortar, casarse, separarse, las que no pudieron oír ni romper las cadenas que impone el sistema Hetero-normativo, patriarcal y binario.
En 2018 el feminismo mundial está trayendo un cambio de paradigma a un paso lento pero firme y certero.
Tomadas de las manos, reunidas, organizadas, conscientes, movilizadas, empoderadas.
Lo que sucedió el 8 de marzo fue un acontecimiento feminista que les mostró a los que aún descreen del movimiento, que tendrán que repensar la importancia del mismo en la coyuntura histórica actual.
El espacio público fue tomado por lxs ciudadanxs para materializar el reclamo, ponerle el cuerpo a la causa, que debe darse desde el centro del hogar y defenderse cada día, y sobretodo cada vez que somos sujetas de micromachismos, o flagrantes actos violentos ejecutados por ideologías opresoras de la mujer, situándolas por fuera de su voluntad en ámbitos de la vida o condiciones que no le corresponden por naturaleza. Mujer no es sinónimo de madre, ni de esposa, mujer tampoco se define por genitales, ni ninguna otra etiqueta social que usen para mitigar nuestra libertad de SER.
La diferencia la hacemos nosotras cuando le decimos NO a todas las formas de violencia machista, cuando educamos para combatir, creando en paralelo nuestra propia verdad, nuestro discurso igualitario; trascender a aquello que repudiamos e ir por lo nuestro, tomando un camino distinto. Inevitablemente revolucionario. ¿Las condiciones materiales lo permitirán? Ya lo veremos. Pero hasta eso tenemos mucho que REenseñar y DESaprender.
Mujeres, marchar a su lado me llena de orgullo; nos vemos en la lucha !!!
Por Sofi Godzic - Fotos de Vicky Medici para Revista Iliáster